Este artículo ha sido adaptado del informe especial de AQ sobre los millennials en la política | Read in English | Ler em português
Ya hay dos presidentes millennials en América Latina, y tienen visiones muy diferentes de lo que podría aportar la próxima generación de líderes.
El Presidente chileno Gabriel Boric, de 36 años, ha dado prioridad al cambio climático, ha nombrado a un gabinete mayoritariamente femenino y habla con pasión de la democracia, los derechos humanos y el diálogo con los que piensan de forma diferente. En cambio, el presidente Nayib Bukele, de 41 años, ha utilizado Twitter y TikTok para vilipendiar a la oposición y a la prensa independiente de El Salvador, ha encarcelado a 50,000 personas bajo estado de emergencia desde marzo y recientemente declaró que se presentaría a un segundo mandato, a pesar de estar prohibido por la Constitución de su país.
¿Cuál de estos líderes representa con mayor precisión el futuro? Esta es la pregunta central de este nuevo informe especial. Las encuestas sugieren que los millennials (generalmente definidos como los nacidos entre 1981 y 1996) en América Latina están menos comprometidos con la democracia y el capitalismo, además de ser más escépticos con las instituciones, que sus mayores. Suelen dar más importancia a afrontar las cuestiones del clima, la desigualdad y la representación de las mujeres, los indígenas y otros grupos.
Pero como escribe la periodista peruana Andrea Moncada en nuestro artículo de portada, hay muchos matices. “No se trata de que los millennials estén renunciando repentinamente a la democracia en favor de los caudillos”, escribe, “ni de que nuestra generación se deje llevar por ideologías socialistas y un deseo de derribar el sistema capitalista”. Si algo les une, dice, es la creencia de que la clase política “ha fracasado en su promesa de ofrecer sociedades más equitativas y justas”.
Esto refleja la existencia de un sentimiento anti-incumbencia más amplio en América Latina —y sugiere que el cambio está llegando. A medida que los millennials se abren camino hacia los cargos políticos, parece que hay más Borics que Bukeles. Pero hay que tener en cuenta que Bukele es muy popular, con un índice de aprobación superior al 75%, mientras que Boric y muchos otros como él están estancados en niveles que no llegan a la mitad de ese porcentaje. A menos que la democracia pueda cumplir, y pronto, los jóvenes votantes de todo el mundo pueden verse tentados por los gobiernos autoritarios.