Este artículo está adaptado de la edición impresa de AQ sobre el combate a la corrupción en América Latina. | Read in English
LIMA —Cuando José Domingo Pérez acababa de iniciar su carrera como fiscal, una investigación de 2008 sobre un caso en la región peruana de Moquegua lo llevó a investigar a varios funcionarios públicos, incluyendo al entonces gobernador Martín Vizcarra, a quien luego absolvió.
Adelantémonos a 2019 y Pérez se ha convertido en una fuerza motriz detrás de la investigación Lava Jato de Perú (página 25) junto con su jefe Rafael Vela. Llevar a cabo una investigación criminal contra un expresidente podría significar el punto más alto en la carrera de la mayoría de los fiscales. Pero los dos fiscales han estado persiguiendo a tres exjefes de estado —tan implacablemente que uno, Alan García, se suicidó para evitar ser detenido, y otro, Alejandro Toledo, está luchando contra una solicitud de extradición de California. Mientras tanto, también han puesto a Keiko Fujimori, dos veces candidata presidencial y líder del partido opositor Fuerza Popular que domina el Congreso de Perú, en detención preventiva por cargos de lavado de dinero y donaciones de campaña ilegales.
No debe sorprendernos entonces que el abogado de 42 años haya adquirido el estatus de estrella de rock entre muchos peruanos, que corean su nombre en las calles y llenan el internet con memes con sus discursos de la sala de audiencias.
Fue despedido brevemente de su cargo en la víspera de Año Nuevo de 2019, por el entonces fiscal general Pedro Chávarry, pero la protesta pública fue tan feroz que Pérez fue reinstalado antes de que se acabaran las sobras de pavo. Chávarry se vio obligado a renunciar.
Pérez se sigue subestimando a sí mismo. “Soy un simple fiscal que está haciendo su trabajo con otros fiscales que tratan de luchar contra la corrupción”, dijo en una entrevista reciente en la prensa local. “Creemos que estamos logrando algunos de nuestros objetivos, pero aún estamos en el proceso.”
Enfrentarse a poderosos intereses establecidos tiene sus costos. Por primera vez en 14 años que lleva como fiscal, Pérez necesita protección policial las 24 horas del día.
Algunos juristas han criticado el uso que hace Pérez de largos períodos de detención preventiva para sus sospechosos de alto perfil, incluyendo al enfermo expresidente de 80 años de edad Pedro Pablo Kuczynsk. Sin embargo, incluso algunos críticos dicen que la persecución de la corrupción de alto nivel por parte del fiscal es un potencial parteaguas en la centenaria batalla de Perú contra la corruptibilidad arraigada en sus instituciones públicas.
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Tegel es un periodista independiente que vive en Lima