Este artículo fue adaptado de la más reciente edición impresa de AQ. Para leer más sobre el nuevo gobierno en México, haz clic aquí | Read in English
Nadie puede acusar al mexicano Andrés Manuel López Obrador de rendirse fácilmente. Su elección como presidente el año pasado llegó tras dos intentos fallidos en 2006 y 2012. Su llegada a la escena política nacional también nació de una derrota: tras perder las elecciones para gobernador de Tabasco por segunda vez en 1994, López Obrador organizó una caravana de manifestantes para que marcharan a Ciudad de México a protestar los resultados.
Su petición de que la elección fuese anulada cayó en un saco roto, pero fue un punto de inflexión para el político, que entonces tenía 41 años.
“Fue la segunda vez que había organizado una marcha hacia la capital. Las autoridades no tomaron en cuenta sus reclamos de que había habido fraude, pero se convirtió en un personaje de relevancia nacional”, le dijo Lorenzo Meyer, un historiador y analista mexicano, a AQ. “Era el que se estaba enfrentando al sistema”.
Marchando con el PRD en Tabasco después de su elección como alcalde de la Ciudad de México en 2000
Meyer, un autor prolífico, comentarista político y ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes de México, ha tenido por cerca de 30 años una relación con López Obrador que él mismo describe como personal y amigable. Su hijo, Román Meyer Falcón, es el secretario de desarrollo agrario, territorial y urbano de López Obrador.
Pero Meyer también tiene expectativas limitadas de lo que López Obrador podrá lograr como presidente. Meyer dice que enfrentar la corrupción y el crimen organizado podría ser un reto insuperable para el presidente. “Va a ser una guerra diaria”, dijo Meyer.
AQ se reunió con Meyer en su casa en Ciudad de México para discutir los retos que enfrenta López Obrador y qué dice su historia sobre cómo los enfrentará. Esta entrevista ha sido editada por razones de claridad y espacio.
Usted conoce a López Obrador desde antes de los días del plantón, cuando cerró la avenida principal de la Ciudad de México para protestar por su pérdida en las elecciones presidenciales de 2006. ¿Ha cambiado desde entonces?
Aún no creo que le tenga ninguna simpatía a los empresarios o a la derecha. Pero uno puede derrotar al sistema formal político, que son el PRI y el PAN, y todo lo demás sigue presente y activo. Siguen los poderes fácticos, y eso no se derrota en una elección. Está Carlos Slim, están las grandes concentraciones de recursos, está los Estados Unidos. Con ellos AMLO ha tenido que aprender a ser moderado. Está responsable por una estructura de poder muy compleja, donde tiene muchos enemigos y no quiere sumar más, ya tiene suficientes. Entonces se ha moderado en el lenguaje. Pero su historia nos dice a quien le tiene confianza y a quien no.
¿Qué nos dice esa historia, en particular su educación política temprana, acerca de cómo gobernará?
Primero hay quer recordar que viene de Tabasco, un estado que historicamente estuvo alejado del centro político y cultural Mexicano. Y AMLO ni siquiera es de la capital de Tabasco.
Andrés Manuel nace en un entorno en que no existe más que el PRI. No hay ninguna otra institución, no es un estado con industria, no es un estado con una gran burguesia. Es un estado aislado, y muy dominado por el PRI. La educación de AMLO allí … le dio una visión muy nacionalista de México, que destacó la figura de Benito Juárez en el siglo 19, el liberalismo juarista centrada en la lucha contra los poderes establecidos, la defensa contra los franceses. Esa visión ya no se lo quita nadie.
Después llegó su tiempo con los Chontales.
Después de estudiar ciencia poítica en la UNAM, y queriendo meterse en la política, se ligó al gran poeta de Tabasco, Carlos Pellicer. No es la manera normal de un joven de acercarse a la política, ligarse a un poeta. Los poetas no son necesariamente muy buenos políticos, pero parece que lo influyó mucho, la visión de Tabasco, la poesia, la naturaleza.
AMLO organizó la campaña electoral de este poeta. Obviamente ganó, no tenía enemigos. Pero de allí AMLO supo organizar. Cuando murió Pellicer, López Obrador se queda un poco solo, pero ya estaba metido en la política local. Por esa primera aproximación consigue que el gobernador de Tabasco lo nombre encargado del programa de ayuda del gobierno federal para los indios Chontales.
AMLO no tenía que vivir entre los indios, podría haber vivido en Villahermosa, ir y venir, ir y venir. Pero se fue a vivir con ellos. Experimentar lo que es la vida de las clases bajas es un capital fantastico, a mi juicio, que no tiene casi nadie. Podemos pensar en el caso opuesto. Peña Nieto, quien no ha tenido nada que ver con esa visión del mundo.
¿Cómo se manifestó esa experiencia temprana en campañas posteriores? Por ejemplo cuando se unió a la oposición para postularse para gobernador de Tabasco en 1988.
Él ha dicho que el momento mas angustioso fue cuando le ofrecieron ser candidato de oposición en Tabasco, sin que hubiera ni una sola organización de oposición. Al principio él dijo no. Eso ya es ir muy lejos.
Meyer es uno de los historiadores y analistas más destacados de México
Pero un día antes de que el plazo cierre dice sí. El resultado es una campaña entre patética, ridícula y heroica. Es él con una camioneta, y dos o tres ayudantes que van por los pueblos. No ganó, obviamente. Pero si dejó una organización de oposición. Seis anos mas tarde, cuando vuelve a presentarse, ya tiene una organización. ¿Y quien es su base? Los Chontales.
Sin esa experiencia no se explicaría como se hizo Morena. Abandona el PRD y en seis años gana la presidencia con un partido nuevo. Eso es gracias a su experiencia de organización, porque tiene la misma técnica que hizo en Tabasco, de ir pueblo por pueblo, y en cada pueblo va dejando dos o tres personas ligados a él y su movimiento, su idea.
Muchas críticas de AMLO se centran en su estilo discrecional y su disgusto por los controles y balances formales. ¿No se serviría mejor a su proyecto construyendo las instituciones que tiende a denigrar?
En esa pregunta la idea es esta: ¿Después de seis años de López Obrador puede venir una reacción enorme en su contra? Sí, sí puede. Si él no tiene éxito.
Si uno piensa en las revoluciones – porque esto es el equivalente a una revolución, aunque afortunadamente sin sangre – sea Washington o Lincoln o Lenín en Rusia o los radicales Murat y Robespierre en Francia, en toda las revoluciones el principio es el líder. Luego vendrá, como diria Max Weber, la rutinización de la carisma, pero en el principio es el carisma.
No están funcionando las instituciones como deben de estar pero es que no pueden funcionar asi. El cambio tan profundo que se requiere necesita de un líder. Ahora, siempre llega el momento en que el líder empieza a ser problema, porque no deja insticionalizar bien las cosas. Todavía no llegamos a ese punto.
¿En qué espacios él esté dispuesto a ceder?
Está dispuesto a ceder, por ejemplo, en el tratado de libre comercio. No es algo que le guste. Ni modo.
¿Y cómo va a ser su programa social si no aumenta los impuestos? Dice “no los voy a aumentar.” Es también ceder. Porque la estructura impositiva es muy inequitativa.
La parte de la amnistía, que molesta a muchos – amnistía a esa bola de ladrones? Su idea es, “No voy a gastar energía porque necesito todo para ganar el presente y el futuro.” Yo soy, diría él, la personaficación de la no corrupción. Pero estoy dispuesto a que los corruptos vivan bien. Porque no quiero pelearme con ellos.
¿Anticipas un sexenio exitoso?
No. Cientificamente ese sería la mejor manera de decirlo (se ríe). Va a tener una guerra diaria, y es que atacar la corrupción en México no es poca cosa. ¿Cómo va a enfrentar al crímen organizado, teniendo un mercado de armas abierto en Estados Unidos? ¿Cómo hacerle frente a un crímen organizado que durante mucho tiempo estuvo sometido también al PRI, y obedecía al PRI? Y ahora ya no, se independizó y tenemos un especie de low intensity civil war.
¿Qué sería un sexenio exitoso entonces?
En una ocasión hace mucho tiempo, por el 2004 o 2005, platicando con él me dice, “En un sexenio uno no cambia a México. Mi objetivo es dejar las bases para que él que venga lo pueda cambiar.” Lograr que la mayoría de los mexicanos vean al gobierno como suyo. Que piensan que es suyo porque lo pusieron allí. Él dice que eso sería su éxito.
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Russell es un editor y corresponsal en México para AQ. Twitter: @BenPaulRussell