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Rodrigo Abd se instaló en una clínica de la Cruz Roja en Idlib, Siria, listo para pasar la noche allí. Había cruzado la frontera desde Turquía con el camarógrafo Ahmed Bahaddou mientras seguían al ejército rebelde. Cuando despertaron, todo era caos. Había balas que cruzaban por todo el cielo. Los habitantes de la zona entraban a la clínica cargando a los heridos. Era marzo de 2012 y las fuerzas de Bashar Assad estaban tomando el control.
Era tiempo de irse, Abd le dijo a Bahaddou. Tenían que viajar con lo mínimo. Abd organizó sus cosas: llevaría una cámara, pero dejaría su ropa. Luego contempló su bolsa de mate, el té amargo que es el combustible de Abd y de otros argentinos como él para la vida, el trabajo y, en este caso, la guerra.
Miró a Bahaddou. “¿Tengo que dejar mi mate?”.
Su compañero le devolvió la mirada. “No, llévatelo. Es parte de ti”.
El trabajo de Abd en Siria le valió un premio Pulitzer, así como reconocimientos de World Press Photo y de POYi. Los trabajos que realizó en Libia y en Afganistán le trajeron un mayor reconocimiento. Pero el tiempo que pasó en los lugares más mencionados del periodismo mundial también le ayudó a darse cuenta de algo inesperado: que lleva a América Latina consigo, así como lleva a su mate. Conoce la región, sus particularidades y su historia y este conocimiento le permite tener una mejor percepción de las personas sobre las que reporta. Abd es latinoamericano, esta es la región en la que comenzó su carrera y esas son las historias que quiere contar.
“Quiero irme más profundo, quiero entender por qué la gente hace lo que hace, por qué un pandillero es un pandillero? Pero hacerlo sin prejuicio”, le dijo a AQ. “El único lugar en el que realmente puedo hacerlo (hablar con las mujeres que preparan tortillas, escuchar radio, ponerme en los zapatos de la gente) es en América Latina”.
Esa cercanía, sin prejuicio, se puede ver en los retratos íntimos que Abd hizo de pandilleros y de reinas de belleza indígenas en Guatemala, así como en su sensible cubrimiento de la crisis en Venezuela y de la minería ilegal en Perú.
Este es el consejo que les ofrece a los periodistas jóvenes.
“Cuenten las historias que conozcan. Métanse de lleno”, dijo. “Puede que tome más tiempo. Será algo solitario. Pero resultará mejor”.
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Barbassa es la gerente editorial de AQ