Este artículo está adaptado de la más reciente edición impresa de AQ. Haz clic aquí para ver el resto de nuestra lista. | Read in English
Las fotografías de Adriana Lestido son como sueños: las imágenes no siempre son definidas, pero el sentimiento que evocan se queda grabado en tu mente. Madres adolescentes en Buenos Aires, mujeres encarceladas en La Plata, una colección en un hospital infantil: las fotos de Lestido suelen dejar huella y contar varias historias.
Lestido nació en Buenos Aires en 1955 y descubrió su amor por la cámara a finales de la década de 1970 en medio de protestas en contra del entonces dictador de Argentina Jorge Rafael Videla. Cada jueves a las 3:30 p.m. las madres de jóvenes que fueron desaparecidos (presumiblemente por el gobierno) se reunían en la Plaza de Mayo, mirando hacia el palacio presidencial y exigiendo respuestas. El novio de Lestido fue uno de los desaparecidos.
“Estaba pasando por una tragedia personal y, de alguna forma, dedicarme a la fotografía se convirtió en mi proceso de sanación”, le dijo Lestido, ahora de 63 años, a AQ.
Ese proceso produjo una de sus fotografías más icónicas: una madre y su hija vestidas con pañuelos blancos iguales, gritando y levantando sus brazos en señal de protesta. La foto se convirtió en un símbolo de la resistencia en Argentina que sigue siendo usado hoy.
Desde entonces, Lestido ha seguido enfocando su lente en mujeres: madres e hijas, niñas y sus bebés, mujeres adoloridas o enamorándose y desenamorándose. Los hombres también aparecen en su trabajo, pero rara vez son el foco de atención. Sus fotografías reflejan la manera en la que ella experimenta el mundo.
“Mi trabajo es esencialmente una serie de historias de amor”, dijo, “historias de amor y de desamor”.
En los últimos años, Lestido ha comenzado a explorar otros temas y a fotografiar paisajes. Ha viajado a Chile, Bolivia, México y la Antártida buscando nuevas historias y nuevos horizontes. Su serie sobre la Antártida, publicada en 2017, vino acompañada de su primer libro escrito. También dijo que está considerando usar video para su próximo proyecto.
Casi todas sus fotografías son en blanco y negro. Ella explica que la ausencia del color en sus imágenes les da una especie de atemporalidad, permitiéndoles llevar su mensaje a otras fronteras, culturas y generaciones.
“Preferiría que la gente recordara mi trabajo en vez de mi nombre. Quiero que mis imágenes sigan vivas y sigan contando historias”.
—
Enriquez es una periodista basada en Nueva York
