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Seguridad Alimentaria

Haciendo la diferencia en inseguridad alimentaria

La filantropía puede ser un catalizador de innovación, permitiendo que los líderes ayuden a sus comunidades a sobrellevar la crisis alimentaria, escribe la presidenta de la Fundación Citi.
Un agricultor pela semillas de soja con un tamiz.Getty
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Este artículo ha sido adaptado del informe especial de AQ sobre la seguridad alimentaria | Leer en inglés | Ler em português

La inseguridad alimentaria —cuando se reduce la calidad o la cantidad de los alimentos— es uno de los retos más apremiantes de nuestro tiempo, que afecta directamente a comunidades de todo el mundo. Según un estudio de Citi Global Perspectives and Solutions (GPS), una de cada tres personas alrededor del mundo sufre inseguridad alimentaria moderada o grave, y más de 770 millones padecen algún tipo de malnutrición.

Estas preocupantes cifras se deben a diversos factores medioambientales, sociales y económicos, como los conflictos mundiales, el cambio climático, la pandemia de COVID-19 y las recesiones económicas que han frenado el progreso en los últimos años.

Del mismo modo que los factores causales son polifacéticos, también lo son sus implicaciones. La inseguridad alimentaria es un problema social nocivo, pero sus repercusiones económicas también son graves. ¿Cuál es el costo del hambre? GPS estima que el impacto de la malnutrición en la economía mundial asciende a $3.5 billones al año. Y aunque encontrar una solución también será costoso, el informe estima que los beneficios económicos para la sociedad podrían alcanzar hasta $5.7 billones anuales para 2030.

Por ello, en la Fundación Citi consideramos que son necesarias cuatro áreas clave de inversión para ayudar a mejorar la seguridad alimentaria:

Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) y los empresarios sociales con fines de lucro están en primera línea, trabajando para satisfacer las necesidades de un número creciente de personas y familias que sufren inseguridad alimentaria y la presión económica de los gastos generales del hogar. Es esencial invertir en sus esfuerzos por aumentar el acceso a alimentos asequibles y saludables para las comunidades de bajos ingresos.

Con precios de los alimentos sin precedentes y costos energéticos en alza, los hogares están tomando decisiones presupuestarias cada vez más difíciles. Esto es especialmente cierto en los países de renta baja, donde la gente gasta casi la mitad de sus ingresos en alimentos. Por lo tanto, mejorar la asequibilidad de los alimentos mediante financiamiento comunitario puede ayudar a reducir la carga financiera de las comunidades de bajos ingresos.

Una de las seis estrategias clave para abordar la inseguridad alimentaria en el informe de las Naciones Unidas El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 es reinventar la cadena de suministro para reducir el costo de los alimentos, en particular acortando las cadenas de suministro en las zonas urbanas para que los residentes puedan acceder a alimentos frescos. Esto puede generar beneficios para la comunidad, como la creación de nuevos puestos de trabajo y empresas.

La creciente frecuencia e intensidad de las catástrofes naturales y los conflictos, junto con un mundo cada vez más volátil, están poniendo en peligro el sistema alimentario mundial. El daño potencial a la existencia cotidiana, los medios de subsistencia y la calidad de vida pueden reducirse aplicando estrategias para gestionar los riesgos relacionados con las catástrofes. Es fundamental invertir en organizaciones comunitarias que trabajan para aumentar los recursos disponibles para que las comunidades de bajos ingresos puedan prepararse y responder más eficazmente a las disrupciones de la seguridad alimentaria durante una crisis.

América Latina sigue luchando contra la inseguridad alimentaria. Demasiadas personas pasan hambre diariamente en la región. Según las Naciones Unidas, el hambre afectó a 56,6 millones de personas en el hemisferio en 2021. Mientras tanto, vemos organizaciones comunitarias con ideas, tecnologías y enfoques nuevos y emergentes que abordan estas áreas clave de acceso, asequibilidad, disponibilidad y resiliencia comunitaria que están listas para una inversión significativa. La región puede beneficiarse —y se beneficiará— de estas soluciones.

La financiación catalizadora es una forma vital en la que el sector privado puede ayudar a abordar algunos de los retos más apremiantes de la sociedad, incluida la inseguridad alimentaria. La filantropía es una herramienta fundamental para promover soluciones, ya que puede aportar alternativas innovadoras con capital paciente y flexible y reunir a una amplia gama de socios sin fines de lucro que esperan beneficios económicos.

A través del modelo “Desafío Mundial a la Innovación” de la Fundación Citi, tratamos de abordar las necesidades urgentes de la comunidad e identificar y proporcionar apoyo filantrópico a las organizaciones comunitarias que desarrollan soluciones innovadoras para abordar los retos sociales y económicos a los que se enfrentan las comunidades de bajos ingresos en todo el mundo. Con millones de personas que sufren algún tipo de malnutrición en el mundo, la inseguridad alimentaria es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las poblaciones de bajos ingresos.

Las 50 organizaciones comunitarias beneficiarias del “Desafío Mundial a la Innovación” lideran soluciones revolucionarias que mejoran el acceso, la asequibilidad y la disponibilidad de los alimentos, así como la resiliencia de las comunidades de todo el mundo. Sus soluciones innovadoras se centran en proporcionar avances tecnológicos, formación y tutoría, ampliar el acceso a mercados e inversores, promover prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente y mucho más. Las subvenciones tienen una duración de dos años y su objetivo es poner a prueba o ampliar las ideas innovadoras de cada organización, diseñadas para mejorar la seguridad alimentaria y reforzar la salud financiera de las familias y comunidades de bajos ingresos.

Un ejemplo, Hunger Project. Esta iniciativa mejora el liderazgo y las capacidades empresariales de las mujeres indígenas del sur de México mediante formación técnica para poner en marcha empresas alimentarias impulsadas por la comunidad. La estrategia está diseñada para fomentar un progreso duradero que se extienda mucho más allá de la duración de la subvención. El Hunger Project prevé que sus esfuerzos proporcionarán un acceso sostenible a alimentos diversos y nutritivos y aumentarán los ingresos familiares de más de 2.000 indígenas de zonas rurales, al tiempo que llegarán a más de 3.000 personas a través de los mercados locales.

Mujeres Tzotziles participando en una actividad de Hunger Project en Tzoeptic, Chiapas en julio. (Foto por Mark Viales)

Otro ejemplo es Bancos de Alimentos ARGENTINA (BAA). Amplían el acceso a los alimentos en Argentina ofreciendo formación a los bancos de alimentos y mejorando sus infraestructuras. De este modo se incrementa la entrega de alimentos sanos a los necesitados, con especial atención a las mujeres y los niños. En Chile, Red de Alimentos está ampliando sus esfuerzos para rescatar más alimentos de la basura en todo el país mediante la mejora de su aplicación y el desarrollo de asociaciones con nuevos proveedores de alimentos para llegar a los grupos desatendidos, incluidas las mujeres, los migrantes y los jóvenes. En Guatemala y Honduras, Groundswell International crea reservas comunitarias de cereales y semillas a la vez que promueve métodos agrícolas sostenibles centrados en apoyar a las mujeres y las comunidades indígenas.

En general, estas soluciones se centran en la innovación y la formación para acelerar el alcance y el impacto de las soluciones.

Durante nuestro “Desafío Mundial a la Innovación,” estos beneficiarios tienen acceso a asistencia técnica y a una comunidad de aprendizaje facilitada por IDEO.org, una organización sin fines de lucro abocada al diseño de productos y servicios en el sector de impacto social. A través de servicios integrales, los beneficiarios pueden colaborar, compartir lecciones aprendidas e intercambiar buenas prácticas.

¿Nuestro objetivo? Aprovechar la filantropía como catalizadora de la innovación, especialmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria y el bienestar económico de las comunidades y las familias. Cada organización comunitaria de esta primera promoción aporta perspectivas, relaciones, capacidades e ideas únicas al problema de la seguridad alimentaria.

Es esencial pensar en nuestra influencia. Ninguna organización puede resolver por sí sola los problemas de la sociedad sólo con subvenciones. La influencia consiste en ir más allá de la financiación. Los financiadores pueden ayudar a dar a conocer soluciones revolucionarias. Esto es especialmente importante cuando pensamos en las organizaciones locales de América Latina, muchas de las cuales carecen del tamaño y los recursos necesarios para absorber grandes inyecciones de efectivo para ampliar sus proyectos. Al dar a conocer nuevos enfoques, podemos ayudar a pasar de los titulares de noticias a centrarse en las soluciones y en los líderes comunitarios que las impulsan. Además, a medida que se amplifican las ideas, pueden inspirar inversiones e influir en nuevos modelos eficaces en otros lugares.

Influir también significa desempeñar un papel de liderazgo para sentar a otros a la mesa. La magnitud de la crisis alimentaria y las necesidades de las comunidades de todo el mundo exigen que los sectores público, privado, cívico y filantrópico colaboren de nuevas formas y generen el impulso necesario para lograr cambios significativos a una velocidad más intensa que nunca. Con tantos sectores interesados en abordar la seguridad alimentaria, tenemos la oportunidad colectiva de aprovechar el abanico de herramientas y recursos a nuestra disposición para impulsar un cambio duradero.

Hace casi una década, las Naciones Unidas estableció sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, señalando como su segundo objetivo (ODS2) el “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible” en todo el mundo para 2030. Hoy en día, este objetivo es igual de importante, y a medida que 2030 se acerca rápidamente, tengo en mente la urgencia de nuestros esfuerzos colectivos.

En México, Argentina, Chile, Guatemala, Honduras y más allá, las soluciones innovadoras en América Latina, como lo demuestran los beneficiarios del “Desafío Mundial a la Innovación,” son ejemplos de cómo el progreso es posible. También son ejemplos de cómo se requerirá una mayor inversión para continuar avanzando. Ahora es el momento de unirnos y seguir colaborando entre todos los sectores y organizaciones sin distingo de tamaño para cambiar la situación de la seguridad alimentaria en el futuro.

ABOUT THE AUTHOR

Reading Time: 6 minutesMcHale is the Head of Community Investing & Development at Citi and the president of the Citi Foundation. Brandee leads Citi’s efforts to drive economic opportunity and invest in the equitable and inclusive growth of communities through impact investing, community-based financial access and education programs, fulfillment of U.S. Community Reinvestment Act regulatory obligations, employee volunteerism, and the philanthropy of the Citi Foundation.

With more than three decades of experience in financial services and philanthropy, Brandee has dedicated her career to developing forward-thinking initiatives that connect low-income communities and communities of color to jobs, housing and a more economically secure future.

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Tags: Community Development, Food Security
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