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La oficina de cultura de China tenía cuatro reglas para Cuauhtémoc Medina en su preparación para la Bienal de arte contemporánea de Shanghái: sin Mao, sin desnudos, sin violencia y sin Tíbet. Medina, el curador general del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), dijo que organizar una de las exposiciones de arte más importantes en Asia a pesar de los límites estrictos en expresión personal fue una proceso de negociación.
“En China la censura es un protocolo que tiene una estructura definida, y sabía que iba a ser un ping pong haciendo contrapropuestas”, Medina dijo a AQ. “Yo gané algunas partidas”.
Eso no significa que Medina se resignó a la censura – en una premiada carrera que a menudo a retado las sensibilidades artísticas dentro y fuera de México, no era algo nuevo para él. Medina dijo que las presiones “arbitrarias, invisibles” alrededor de su decisión en el 2014 de mostrar el trabajo de la artista norteamericana Jill Magid en el MUAC fueron más intensas que la censura a la que se enfrentó en China.
“Yo a veces comparo a China con el México del PRI, donde hay una enorme tolerancia, un enorme libertad individual, y de pronto hay una linea invisible que cruzarla representa un gran peligro”, Medina dijo.
La llave para manejar exitosamente las sensibilidades políticas de la bienal, Medina dijo, fue una relación “complicita, armónica” con el Power Station of Art, el único museo de arte contemporáneo financiado públicamente en China y el anfitrión de la bienal. “PSA me ha demostrado tener un nivel de compromiso con la obra artística que a veces es asombrosamente valiente”, Medina dijo. “Ese equipo y esa dirección han construido una posición ética no igualable”.
La curación de Medina en sí no se intimida por preguntas incómodas. Basado en un neologismo que encontró en un poema del escritor norteamericano E.E. Cummings, el tema de la bienal, “Proregress”, pone a prueba la idea de un progreso político y cultural inevitable – no solo en China, pero en el occidente también. Un ejemplo es una obra del artista Argentino Enrique Ježik, cuyo título “One Step Forward, Two Steps Back,” invita la consideración crítica de El Gran Salto Adelante de Mao.
“Parte del trabajo del curador es trabajar con los límites de la representación y tratar de empujarlos y tapar con ellos”, Medina dijo. “No estoy a favor de la existencia de una censura administrativa tradicionalista, pero tampoco lo encuentro un impedimento absoluto.”
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Russell es un editor y corresponsal en México para AQ @BenPaulRussell