Este artículo está adaptado de la más reciente edición impresa de AQ. | Read in English
CIUDAD DE PANAMÁ – Raisa Banfield sabía a lo que iba cuando estacionó su auto en El Trapiche, una conocida cafetería de la Ciudad de Panamá que sirve platos típicos como gallo pinto y tortillas fritas.
“Vas a ver gente enojada”, me dijo Banfield.
Y tenía razón. Temprano esa mañana, una lluvia torrencial acompañada de vientos derrumbó árboles, arrancó los tejados de edificios de apartamentos y provocó la inundación de El Trapiche y otros locales que bordean la Vía Argentina, una de las principales calles de la Ciudad de Panamá. El personal del restaurante todavía trapeaba el piso cuando llegó Banfield, la vicealcaldesa de la ciudad desde 2014, para constatar los daños.
“Fue la tormenta perfecta”, le comentó a AQ la vicealcaldesa de 49 años. “Pero lo de esta mañana es congruente con los riesgos climáticos de los que hemos venido advirtiendo a la gente”.
Por estar asentada entre el Océano Pacífico, el Canal de Panamá y dos cuencas fluviales importantes, las inundaciones han formado parte de la vida de la capital panameña desde hace mucho tiempo. Pero el cambio climático ha aumentado la inclemencia de la temporada lluviosa. Además, el aumento de la construcción de rascacielos (la Ciudad de Panamá es actualmente el hogar de siete de los 10 edificios más altos de Latinoamérica) y de suburbios en el transcurso de los últimos 20 años, ha reemplazado los árboles y la tierra que en otra época servían de barrera natural contra el aumento de las mareas.
Banfield comprende como nadie las vulnerabilidades de la Ciudad de Panamá. Antes de convertirse en vicealcaldesa, fue una de las activistas ambientales más francas y destacadas de Panamá. En 2012, Banfield se ató a un árbol para detener la construcción de un estacionamiento.
“Ser activista es sexy: siempre eres una heroína”, señaló Banfield. “Cuando trabajas para el gobierno tienes la responsabilidad de solucionar problemas”.
La fotografía de Banfield atada al árbol, acción que en definitiva tuvo éxito y logró detener el proyecto, “se ha convertido en la favorita de todos”, comenta riéndose. Pero su camino en el mundo de la política comenzó a trazarse dos años antes como presentadora y productora de un programa de televisión llamado Nuestro Planeta, donde destacaba la diversidad de los recursos naturales de Panamá y por qué es necesario protegerlos. En los Estados Unidos, Nuestro Planeta probablemente habría quedado relegado al canal de televisión público en el horario de la madrugada, pero en Panamá, un país donde existe conciencia sobre el clima, fue todo un éxito.
Esto, aunado a la labor de Banfield en las dos organizaciones centradas en la sostenibilidad que ella fundó, hizo que los políticos de todo el espectro político panameño buscaran su apoyo. Pero Banfield, recelosa de contribuir a que un partido u otro se adjudicara el medio ambiente como tema de campaña, los rechazó a todos.
Su actitud cambió en 2013 cuando, tras un año de conversaciones, finalmente aceptó el ofrecimiento de ser compañera de campaña del exlegislador José Isabel Blandón en la contienda electoral por la alcaldía de la Ciudad de Panamá. Su decisión resultó inesperada: Banfield en ocasiones había criticado enérgicamente a los gobiernos de la ciudad -inclusive uno en el que Blandón participó como asesor- y nunca antes había ocupado un cargo político. Pero Blandón ofrecía convertir el desarrollo sostenible en uno de los pilares de su agenda, con Banfield a la cabeza.
“Prometió una oportunidad para ver materializado todo aquello por lo que había luchado en el transcurso de todos estos años” afirmó Banfield. “Y pensé: ¿Por qué esperar a que otro se ocupe de esto?’”
Desde entonces, Banfield ha visto cómo los capitalinos luchan para hacer frente a los cambios en su medio ambiente. En el vecindario de clase trabajadora Juan Díaz, las inundaciones no habían sido históricamente un problema grave. En la actualidad, los residentes “no piden nuevos trabajos o un campo de fútbol”, asevera Banfield. “Piden ayuda con las inundaciones. Y esto se ha convertido en uno de mis mandatos más importantes”.
Su trabajo ha sido objeto de crítica. Antes de las elecciones, el entonces presidente Ricardo Martinelli tuiteó que el ascenso de Banfield al poder significaría “el fin de toda la construcción en la ciudad”. Un año más tarde, acusaron a Martinelli de haber intervenido los teléfonos de sus oponentes políticos, lo que incluía a Banfield. Ahora el ex mandatario se encuentra tras las rejas.
Banfield comenta que los constructores también se han mostrado reticentes a adaptarse al aumento de los riesgos climáticos. La tala indiscriminada de manglares, los bosques marinos que protegen el litoral de la Ciudad de Panamá, persiste.
Los cambios regulatorios que se han producido desde que Banfield está en el gobierno quizá obliguen a que los constructores realicen cambios. La Secretaría de Energía publicó en 2016 una guía sobre construcción ecológica que exige que algunas de las nuevas edificaciones incluyan elementos para limitar el consumo eléctrico. El año que viene entrará en vigencia un ecoprotocolo promovido por el despacho de Banfield con medidas para disminuir el impacto ambiental de la nueva construcción y adaptar edificios existentes para que sean más ecológicos. Dicho protocolo, que comenzará como un programa voluntario, se fundamenta en un modelo similar desarrollado en Singapur, país que está en vías de lograr que para el año 2030 el 80 por ciento de sus construcciones se consideren sostenibles.
También están comenzando a surgir nuevas firmas de arquitectos con una conciencia ambientalista. Pero Banfield reconoce que, hasta ahora, la mayor parte del progreso se ha concentrado en compensar las décadas durante las cuales los funcionarios de la Ciudad de Panamá no contaban con un diagnóstico real de los riesgos que corre la ciudad ni un plan para su futuro crecimiento. El enfoque de su gobierno ha sido supervisar el plan de desarrollo maestro de la Ciudad de Panamá que ordena una serie de obras públicas tales como parques y aceras para contribuir a que la ciudad crezca de una forma más sostenible.
Por supuesto, tener un plan e implementarlo son dos retos distintos y la Ciudad de Panamá no se va a convertir en Singapur de la noche a la mañana. Pero existen pequeñas acciones que se han ido tomando para lograr que la ciudad sea más sostenible. A principios de este año entró en vigencia una ley de Basura Cero que formuló Banfield. La legislación impone sanciones a las personas y los negocios que no cumplan con las nuevas normas para deshacerse de la basura y comprende programas informativos para crear conciencia en el público acerca de la necesidad de reciclar.
Banfield también contribuyó a que el gobierno federal obtuviera una subvención de U$S 75 millones del Banco Interamericano de Desarrollo para adaptar Juan Díaz a los riesgos climáticos. Banfield está supervisando la implementación del proyecto.
Pero todavía queda mucho por hacer. En julio, Banfield anunció que se lanzaría como candidata a la alcaldía en 2019, aunque la falta de un partido que la apoye -puesto que continúa siendo firmemente independiente- sugiere que se tratará de una batalla ardua.
Mientras tanto, Banfield aprovecha toda oportunidad para hacer énfasis en la importancia del medio ambiente para el bienestar a largo plazo de la Ciudad de Panamá. Esa noche después de la tormenta, Banfield se reunió con estudiantes de una universidad local. “El fenómeno que vivimos esta mañana es algo que va a pasar cada vez más frecuentemente”, les dijo. “Debemos estar preparados”.
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Russell es editor senior y corresponsal de AQ en la Ciudad de México