Estimado(a) Sr(a) Presidente(a):
Los líderes mundiales viajan regularmente a Washington, Nueva York o Houston, pero ningún destino es tan anhelado y codiciado como Silicon Valley. Al representar lo mejor de nuestra inclinación hacia la innovación y el espíritu empresarial, la región suscita la envidia del mundo. De hecho, Silicon Valley se ha convertido en un destino tan popular entre los visitantes ilustres que llegan a Estados Unidos, que en 2014 la organización sin ánimo de lucro Office of Protocol inició operaciones para asesorar a líderes de empresas tecnológicas en asuntos de etiqueta y diplomacia internacional.
Dados los estrechos vínculos de Silicon Valley con el resto de nuestro hemisferio, su atractivo es particularmente fuerte para los latinoamericanos. Por ejemplo, el nuevo alcalde de Buenos Aires hizo una visita reciente para inaugurar una oficina que brindará apoyo a los empresarios argentinos que están viviendo y teniendo éxito en el Valle. Nuestro sistema universitario, que promueve la innovación como la esencia del éxito de Silicon Valley, también atrae estudiantes de todo el hemisferio. De los 975,000 estudiantes internacionales matriculados en universidades de Estados Unidos en el ciclo escolar 2014-2015, más de 86,000 provenían del resto del continente americano.
Entonces, ¿por qué no usar esta tendencia a nuestro favor al diseñar nuestra agenda de política exterior para la región y para otros lugares?
A lo largo de su gobierno, el presidente Barack Obama ha promovido una serie de cumbres sobre energía nuclear que recalcan el liderazgo de Estados Unidos en el desarrollo de nuevas tecnologías en ese campo y promueven la no proliferación. Tal vez, con el mismo propósito, usted podría convocar reuniones de alto nivel en torno al tema de innovación y elegir como sede a Silicon Valley. En estas reuniones podrían participar líderes de diversos países y promover el diálogo entre la iniciativa privada y el sector público.
Un enfoque de este tipo tendría especial resonancia en Estados Unidos, ya que los latinoamericanos constituyen una cuarta parte de la población de Silicon Valley, si bien siguen sin estar suficientemente representados en la industria de tecnología. Los inmigrantes constituyen más de una tercera parte de la población total de Silicon Valley y ellos son responsables por la creación, por ejemplo, del 52 por ciento de las compañías que surgieron entre 1995 y 2005. En otras palabras, Silicon Valley es uno de los lugares que mejor ilustra que aún se puede vivir el sueño americano.
Al tener una profunda vocación empresarial, a los líderes latinoamericanos los motiva el deseo de conocer la tecnología actual y la del mañana. El aprendizaje sobre los avances más recientes en el campo financiero y en comercio electrónico ocupa los primeros lugares de su agenda; pero también los anima la oportunidad de experimentar la energía que emanan los empresarios exitosos y los inversionistas de riesgo, y que los lleva a construir ecosistemas similares en sus países de origen. Muchos lo han logrado a través de prósperos centros de innovación en lugares como Bogotá, Buenos Aires, São Paulo y otros más.
Desde luego que Silicon Valley no es el único centro de innovación y fomento del espíritu empresarial que existe en Estados Unidos. Varias ciudades y también universidades se han convertido en nodos para la innovación, la incubación de proyectos tecnológicos y el nacimiento de nuevas empresas. Algunos ejemplos son el MIT Media Lab de Cambridge, Silicon Alley en la Ciudad de Nueva York, Silicon Bayou en Nueva Orleans, Silicon Desert en Phoenix y Philicon Valley en Filadelfia. Quizás usted podría considerar organizar congresos en torno al tema de innovación también en estos lugares.
Este tipo de reuniones podría ayudar a estimular el salto tecnológico que se requiere para que haya una nueva ola de crecimiento económico, no sólo en las Américas sino en el mundo entero. Además, es un hecho que una mayor cooperación entre los sectores público y privado alrededor de estos temas por los que somos tan respetados, podría producir mayor diálogo y entendimiento en otros aspectos de la relación que son más controvertidos. Le pregunto entonces, ¿por qué no aprovechar el momento?
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Segal es presidenta y directora general de Americas Society and Council of the Americas. Anteriormente trabajó para la iniciativa privada en América Latina y otros mercados emergentes durante más de 30 años. Segal también es directora de Tinker Foundation, Scotiabank, Mercado Libre y la Latin American Venture Capital Association.