BY DIANA VILLIERS NEGROPONTE
En los cinco últimos años se ha incrementado la actividad diplomática y comercial de Rusia en el hemisferio. ¿Qué está tramando Putin?
Haz click aquí para leer una nota de recuadro sobre la venta de armas rusas en América Latina.
Traducido por Martha Alicia Bravo
Cuando el Presidente Vladimir Putin dio a conocer sus planes de visitar América Latina, la mayoría de los observadores hubieran estado en lo correcto al opinar que el anuncio era una señal del renovado interés de Rusia para establecer vínculos con una región que en alguna ocasión fue motivo de conflictos entre Oriente y Occidente. Sin embargo, para el momento en que llegó, en julio de 2014, el viaje había cobrado un nuevo significado, como un aparente esfuerzo de contrarrestar el aislamiento de Rusia, en lo que se ha considerado el más preocupante aumento de fricciones entre Moscú y el Occidente desde la Guerra Fría.
Marca Rusia: Logotipo de Rosneft, principal productor de crudo de Rusia y emblemático gigante petrolero de este país. Foto: Sergei Karpukhin/Reuters.
La visita de Putin se llevó a cabo menos de cuatro meses después de la anexión de Crimea y del estallido de un violento movimiento separatista en el Este de Ucrania que, a su vez, desató un diluvio de condenas y sanciones de Estados Unidos y Europa. El anuncio que hizo Putin, acerca de las nuevas inversiones de Rusia en la región -incluyendo la venta de armamento militar, proyectos energéticos y convenios de infraestructura- no sólo reflejaba las prioridades comerciales de Moscú, sino su interés en cuanto a su política exterior, que pretendía reafirmar las relaciones con algunos de los antiguos aliados de Rusia. Estos anuncios, a su vez, fueron recibidos con buena disposición, particularmente de los países ansiosos por diversificar sus relaciones comerciales, que hasta ese momento se centraban en Estados Unidos. Sin embargo, el nivel de inversiones e Intercambio comercial entre Rusia y los países de América Latina y el Caribe sigue siendo insignificante al compararse con el de China.
El motivo principal del viaje de seis días de Putin fue su participación en la reunión cumbre de los países miembros del bloque de los BRICS, que se llevó a cabo del 15 al 17 de julio pasados en Fortaleza, Brasil. Pero, aunado a lo anterior, el presidente tenía el propósito especial de reactivar las relaciones con Argentina, Cuba y Nicaragua, los tres países que visitó en su camino hacia la reunión.
Por ejemplo, en Cuba, Putin condonó el 90 por ciento de la deuda pendiente de este país con Rusia, que era de US$35,200 millones, además de renegociar el plazo del restante 10 por ciento destinado a inversiones económicas en la isla1. En Nicaragua, expresó interés en el Canal Transoceánico2 y se dice que ofreció enviar agentes rusos de seguridad para la construcción del canal3. Esta nota, proveniente de un servicio de noticias taiwanés, parece poco probable. Sin embargo, si se considera que hasta finales de la década de 1990 hubo un suministro de armamento soviético, resultan más creíbles los informes sobre la compra que hizo Nicaragua de seis fragatas de artillería en el astillero Fair-Nevsky, de San Petersburgo, y que Rusia aceptó patrullar las costas nicaragüenses del Pacífico y el Caribe4.
Putin no fue el único visitante ruso de alto perfil que aterrizó en la región en 2014. Para reafirmar el ya notorio favoritismo de las políticas comerciales y de defensa de Rusia hacia América Latina, el Ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, visitó la región en abril de 20145. Él hizo un recorrido por Nicaragua, Cuba, Chile y Perú. Posteriormente, en el discurso que pronunció durante el Foro Internacional de la Juventud, reconoció el Interés de Rusia por establecer estaciones navales en todo el hemisferio y afirmó que “América Latina es una región en crecimiento y muy prometedora, que se está convirtiendo en un pilar para el nuevo orden mundial”6. En Mayo, Igor Sechin, presidente de Rosneft, compañía petrolera estatal de Rusia, y miembro del llamado equipo de poder de San Petersburgo, visitó Argentina después de haber celebrado un acuerdo comercial con la compañía brasileña de petróleo y gas HRT7. Un mes antes del viaje, en la Feria Internacional del Aire y del Espacio, celebrada en Chile, Rostec, empresa estatal rusa fabricante de productos industriales de alta tecnología, anunció sus planes de incrementar sus ventas de aeronaves, helicópteros y sistemas de defensa antiaérea a los gobiernos de América Latina8. El creciente interés de Moscú por reforzar las ventas militares ya era evidente en octubre de 2013, cuando el ministro de Defensa, Sergei Shoigu visitó Brasil y Perú9.
La atención que los personajes rusos de alto nivel están poniendo en América Latina y la frecuencia de sus visitas demostró una necesidad apremiante de reunir aliados antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se efectuaría en el otoño de 2014, además de expandir los mercados para el comercio ruso. Este impulso regional tenía como propósito contrarrestar los efectos de las sanciones impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos en protesta por la anexión de Crimea por parte de Rusia y su intervención en el Este de Ucrania. Para el mes de julio, la lista de empresas rusas sancionadas incluía a aquellas que habían establecido relaciones comerciales con el hemisferio occidental, como Rosneft, la compañía de gas natural Gazprom, la compañía de alta tecnología Rostec y el banco estatal Vnesheconombank10.
Aparte de los intereses militares y comerciales, el apuntalamiento de las relaciones agrícolas con la región se sumó a la agenda de Moscú. El 6 de agosto de 2014, Putin respondió a las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, que eran más severas, prohibiendo durante un año ciertos productos agrícolas estadounidenses y europeos. Esta fue una medida dolorosa para los europeos -la emisora alemana Deutsche Welle estimó que la pérdida para las exportaciones agrícolas europeas ascendía a US$15,800 millones11– pero también lo era para los consumidores rusos. Durante su viaje, en un intento evidente por compensar la pérdida de los productos alimenticios estadounidenses y europeos, Putin invitó a los países latinoamericanos -incluyendo a Argentina, Brasil, Chile y Ecuador- a suministrar estos alimentos. La autoridad agrícola de Rusia, Rosselkhoznadzor, permitió las importaciones provenientes de más de 90 proveedores brasileños de carne de res, pollo, carne de cerdo y productos lácteos12.
Para muchos líderes, como el presidente ecuatoriano Rafael Correa, esto representó una oportunidad para demostrar que podían realizar un intercambio comercial en términos preferenciales con Rusia y dejar de basar sus actividades en los mercados estadounidenses. “No necesitamos el permiso de nadie para vender productos a nuestros países amigos”, afirmó Correa en agosto de 201413. Después de la visita de Putin, Nicaragua envió una delegación a Moscú con el propósito de vender más productos alimenticios a Rusia14. La perspectiva de vender una cantidad significativa de alimentos a Rusia para los próximos 12 meses puede reemplazar, de alguna manera, el declive de las exportaciones de materia prima de Sudamérica hacia China. La desaceleración en el crecimiento económico de China ha ocasionado una reducción en las importaciones de combustibles fósiles y metales pesados de América Latina y otras regiones, efecto que se refleja en el índice de Commodities de Bloomberg para 22 productos, que cayó de US$175 en mayo de 2011 a US$111 en diciembre de 201415.
Aumento de los vínculos de Rusia con América Latina
El renovado interés de Rusia en América Latina ha sido evidente desde 2001, cuando Putin comenzó su primer período oficial como presidente. Después de un tiempo de letargo, posterior a la disolución de la Unión Soviética, ocurrida en 1991, Igor Ivanov, entonces ministro ruso del Exterior, proclamó el interés de Moscú en renovar las relaciones con la región, estableciendo un programa para la cooperación científica y técnica, el combate al narcotráfico y la consulta política entre los respectivos ministros del Exterior16. Como observador de la Organización de Estados Americanos (OEA) Ivanov puso de manifiesto el compromiso de Rusia para colaborar con los grupos regionales tales como el Grupo de Río, el Mercosur y la Comunidad Andina.
En la década que siguió a la declaración que hizo Ivanov acerca de la política rusa hacia América Latina, Rusia se centró en reanudar acuerdos intergubernamentales que pudieran respaldar el intercambio comercial. De acuerdo con Ivanov, el monto total de intercambio comercial entre Rusia y América Latina ascendió a US$3,000 millones en el año 200017. Los principales artículos adquiridos por Rusia fueron café, azúcar, aceite de oliva, frutas tropicales, bebidas sin alcohol y flores. A cambio, Rusia exportó helicópteros de combate y militares, tanques, misiles tierra-aire (SAM, surface-to-air missiles), y de otro tipo, para reemplazar el obsoleto equipo militar de América Latina.
Las comisiones bilaterales integradas por Rusia y varios países de la región se han centrado en las relaciones económicas y comerciales, así como en la cooperación científica y técnica. Sin embargo, la labor de éstas para facilitar el intercambio comercial y técnico aparentemente no ha sido de gran importancia y la ausencia de garantías gubernamentales ha ocasionado que la inversión de Rusia en Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador y Nicaragua apenas alcance niveles mínimos. Al parecer, la falta de garantías crediticias, sumada a la crisis financiera global de 1998, terminó por minar la disposición de Rusia para hacer inversiones significativas en el hemisferio18. Por esta razón, hasta 2008 la dimensión de las inversiones rusas en América Latina era moderada, en contraste con el mayor nivel alcanzado en los mercados europeos y del sureste asiático. Este panorama ha cambiado, dado el continuo crecimiento de la región después de la Gran Recesión ocurrida entre 2007 y 2008.
De acuerdo con mis cálculos, para 2013 el comercio de Rusia con América Latina se había incrementado a US$24,000 millones y su participación en la región había cambiado, hecho que reflejaba la necesidad de adquirir derechos de exploración en diversos yacimientos petroleros y de gas, expandir el mercado para ventas de armas, cultivar una sutil postura contra Estados Unidos en la región y, por último, hacer valer el papel de Rusia como actor político en la escena mundial19.
En el documento sobre el Concepto de la Estrategia en Política Exterior para 2013, el gobierno ruso afirmó que las relaciones entre Rusia y América Latina “se centrarían en expandir la interacción política, promover el comercio, innovar la inversión económica [sic], promover la cooperación cultural y humanitaria, así como las respuestas combinadas ante nuevas amenazas y desafíos, asegurando así el lugar de las compañías rusas en los sectores industriales, energéticos, de comunicaciones y transporte de las economías de la región, que se encuentran en un dinámico desarrollo20“.
Durante este tiempo, los líderes rusos han ido más allá de la colaboración científica y técnica más cercana que anteriormente se había propuesto al crear comisiones bilaterales para buscar activamente nuevos mercados a dónde exportar mercancía rusa -en particular, plásticos reforzados y maquinaria pesada para la construcción de instalaciones ferroviarias y turbinas-. Las ventas de equipo militar continúan su ritmo, especialmente a Venezuela, sin embargo, hasta ahora no ha habido nada que represente una amenaza directa para Estados Unidos.
A pesar del incremento en el intercambio comercial con América Latina y el Caribe, el monto total de US$24,000 millones estimado para 2013 es insignificante comparado con los US$260,000 millones producidos por el intercambio comercial entre América Latina y la República Popular China21. Este país continúa desplazando a los otros países competidores mediante fusiones y adquisiciones, evidenciados por la inversión de US$102,200 millones hecha por el China Development Bank (CDB) y el Export-Import Bank of China (CHEXIM) en América Latina y el Caribe entre 2005 y 201322. China conserva su lugar número uno o dos como socio comercial para Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela23; sin embargo, Estados Unidos mantiene su prominencia al ser el socio comercial más importante de la región.
Para Moscú, los vínculos económicos entre Rusia y América Latina siguen representando un cambio pequeño, ya que ningún país de la región excede al 1% del comercio exterior total de Rusia24.
El intercambio comercial con los mercados latinoamericanos ofrece a Rusia una oportunidad de crecimiento pero, a pesar de las sanciones de Occidente -y de la prohibición de importación de alimentos como medida de represalia por parte de Rusia- sigue sin llegar a ser un respaldo estratégico que pueda compensar las pérdidas en mercados más prósperos.
Sin embargo, Rusia ejerce una influencia cada vez mayor y continúa estableciendo importantes alianzas en torno a los convenios comerciales, ventas de armamento militar, inversión en diversos proyectos de energía y cooperación agrícola con cuatro países en particular, cada uno de los cuales presenta algún nivel de antagonismo con respecto a Estados Unidos.
Argentina
La inversión de Rusia en el desarrollo de proyectos energéticos en Argentina ha sido menos productiva que su esfuerzo en Venezuela. De acuerdo con la Cámara de Comercio Argentino Rusa, el comercio bilateral se incrementó en un 30 por ciento en 2013, hasta alcanzar los US$2,630 millones25, siendo el desarrollo de la capacidad nuclear en Argentina el principal interés de Rusia. En la visita que hizo a Argentina en junio de ese año, el ministro del Exterior Lavrov expuso la posibilidad de establecer contratos para Gazprom y YPF, la compañía estatal argentina dedicada a los energéticos26.
Por su parte, Argentina expresó su interés en desarrollar varios proyectos: extender la vida de la central nuclear de Embalse, cercana a Córdoba; la construcción de las centrales nucleares Atucha III y IV, situadas en la provincia de Buenos Aires; el desarrollo del prototipo de reactor nuclear CAREM y el fomento a la medicina nuclear27.
A pesar de los múltiples acuerdos bilaterales comerciales y técnicos, Rosatom, el productor nuclear propiedad del Estado ruso, ha tenido que competir con empresas chinas y estadounidenses presentando licitaciones para estos proyectos. Posteriormente, General Electric ganó la licitación para proveer turbinas de vapor a la unidad de Embalse y China National Nuclear Corporation (CNNC) ganó el contrato para la construcción de la central Atucha III. El acuerdo con CNNC se derivó del convenio de financiamiento a largo plazo por US$2,000 millones28. Rosatom enfrentará dificultades al competir con el financiamiento chino.
La exploración de yacimientos de gas de lutita en la reserva Vaca Muerta sigue siendo objeto de interés para China y Rusia, pero el financiamiento de estos ambiciosos proyectos constituye el principal desafío para Rusia.
Cuba
La renovación de las relaciones de Cuba con Rusia después de la Guerra Fría comenzó con la visita de Putin a la Habana, llevada a cabo en diciembre del año 200029. Aunque no se anunciaron acuerdos o inversiones de gran dimensión, la visita marcó la reanudación de las relaciones entre Cuba y Rusia, tras una pausa de una década en la comunicación de alto nivel entre los dos países.
Después de que el entonces presidente Fidel Castro y Vladimir Putin declararon la amistad recíproca entre estos dos países, el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Ivanov, se apresuró a afirmar que la relación bilateral se basaría en “las realidades” de cada país y las reglas aplicables del sistema de comercio internacional30. El comercio entre estos dos países operaría con base en relaciones comerciales prácticas, más que en contratos subsidiarios. En años posteriores se realizó una reestructuración de la deuda adquirida por Cuba durante la época de la Guerra Fría, la cual ascendía a US$166 millones31, y Cuba, por su parte, le arrendó dos aviones Ilyushin VIP convertibles, por US$110 millones, en julio de 200432. En 2006, el gobierno ruso proporcionó una garantía de exportación por US$325 millones33, y la aerolínea estatal Cubana de Aviación adquirió dos aviones Ilyushin y tres aeronaves Tupolev34. El pago de los intereses sobre el nuevo préstamo debía concluir en 2016. El propósito de la compra de estas aeronaves era convertir a la Habana en un nodo de líneas aéreas en donde pudieran trasbordar turistas rusos y europeos que se dirigieran a Cuba y otros destinos del Caribe y Sudamérica35.
Otra visita importante fue recibida en julio de 2008, cuando el entonces viceprimer ministro Sechin encabezó una misión de negocios36. Sechin, quien habla español con soltura, afirmó que el comercio con Cuba había crecido a más de US$360 millones, sin especificar si este monto estaba incluido en la nueva línea de crédito. Sin embargo, lo que sí señalo fue un aumento del 32 por ciento en el número de turistas rusos que visitan la isla. Sechin pronto se convertiría en director general de Rosneft -ocupando así un cargo no oficial como representante de Putin en temas relacionados con los energéticos-. En sus frecuentes visitas a América Latina siempre buscó oportunidades para la exploración y desarrollo de proyectos en la industria del petróleo y el gas.
A la primera visita de Sechin, efectuada en julio de 2008, le siguió una visita del entonces presidente ruso Dimitri Medvedev, realizada en noviembre de 2008, para consolidar acuerdos bilaterales en materia de salud, educación, archivos nacionales, exploración del espacio y cooperación militar37. Él se reunió con los hermanos Castro y anunció la creación de un banco de inversión binacional, además de algunos planes para comenzar a ofrecer créditos al mes siguiente. Desde ese momento, ni el gobierno ni el banco han dado a conocer proyectos de inversión.
Tanto para Cuba como para Rusia son importantes los vínculos en materia de economía, energía y comercio. Putin alberga grandes esperanzas para el desarrollo de la industria del petróleo y el gas en yacimientos petroleros de las costas de Cuba. En 2010 comenzaron las perforaciones en aguas de la región Centro y Norte de la isla. La principal compañía rusa, JSC Zarubezhneft, tenía cuatro contratos para la exploración de reservas petroleras que, de acuerdo con CUPET, la compañía petrolera propiedad del Estado cubano, representaban en su totalidad 20,000 millones de barriles (el Estudio Geológico de Estados Unidos estimó que las reservas alcanzarían de 4,000 a 9,000 millones de barriles)38. Las dificultades en las condiciones geológicas, algunos problemas con la plataforma petrolera, así como el embargo de Washington aplicado al uso de equipo fabricado en Estados Unidos, ocasionaron el fin del proyecto de Zarubezhneft en 2013.
En febrero de 2013 el primer ministro Medvedev regresó a Cuba para reestructurar la deuda pendiente de este país, que entonces alcanzaba los US$30,000 millones. Una proporción no especificada de la deuda se condonó, en tanto que el resto se refinanció a 10 años39. (El pago de esta deuda se ha complicado porque fue adquirida en rublos convertibles, moneda que dejó de existir.) Sin embargo, ambos gobiernos buscan resolver el tema de la deuda para que el gobierno cubano pueda arrendar otros ocho jets rusos, operación valuada en us$650 millones40. Al margen de estas pláticas, el ministro ruso de Industria y Comercio, Denis Manturov, informó que el comercio bilateral había producido US$200 millones para 201241. Las relaciones comerciales apuntalaron la renovación de una amistad recíproca, pero si no fuera por la compra y arrendamiento de aeronaves de alto precio, el valor real del comercio bilateral sería magro.
Nicaragua
Al igual que en el caso de Cuba, la Unión Soviética retiró su respaldo militar y económico a Nicaragua en 1990. El presidente Daniel Ortega, amigo de Moscú, fue derrotado en las elecciones de febrero de 1990, pero comenzó a restaurar la relación con metas comerciales y de seguridad después de regresar al poder, en 2007.
En 2012 el comercio bilateral alcanzó los US$110 millones42. Este se centraba principalmente en productos alimenticios: carne de res, cacahuates, café y otras mercancías43. Además del comercio de productos alimenticios, las relaciones entre Rusia y Nicaragua se han centrado en el desarrollo de una academia especializada en el combate a los estupefacientes, cuyo propósito es preparar a agentes de seguridad de Centroamérica y el Caribe para que hagan frente a la lucha en contra del tráfico ilegal de drogas y sustancias psicotrópicas. El interés de Rusia radica en la necesidad de controlar el flujo de drogas que se dirigen a Rusia, provenientes de Sudamérica, algunas de las cuales pasan por Centroamérica.
Venezuela
Hasta que ocurrió la caída del 40 por ciento en los precios del petróleo, Venezuela fue el destino de inversión exterior más importante para las compañías rusas, además de encontrarse en vías de convertirse en el mercado de exportación más grande de armamento ruso, después de India, lo que ocurriría en 202544. Venezuela y Rusia consolidaron sus vínculos económicos en febrero de 2011, cuando Venezuela pagó US$400 millones por una participación del 49 por ciento en uno de los bancos comerciales más destacados de Rusia, Evrofinance Mosnarbank S.A., operación que lo convertiría en el socio mayoritario del banco, superando así a Citigroup en la suscripción de bonos en Venezuela45. El Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN), institución venezolana, también estaba capitalizada con el 49 por ciento proveniente del VTB Group y Gazprombank, ambas instituciones rusas46.
Aunque el comercio de Rusia con Venezuela está por detrás del comercio de China con este país, Rusia tiene importantes proyectos de coinversión con este para explotar sus reservas de crudo.
En enero de 2013, el ministro del Petróleo venezolano, Rafael Ramírez, afirmó que Rosneft y otras compañías productoras de petróleo de Rusia planeaban invertir US$17,600 millones en Venezuela con el propósito de cuadruplicar su producción combinada para 201947. Cuando el presidente venezolano, Nicolás Maduro, visitó Moscú, en julio de 2013, anunció una alianza estratégica establecida entre los dos países dedicada a la producción de petróleo y gas, así como servicios de equipamiento y abastecimiento de energéticos48.
En 2013 Rosneft destinó considerables sumas a los yacimientos de crudo de Carabobo 2 y 4, así como Junin 6, situados en la cuenca del río Orinoco, mediante una coinversión con la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), subsidiaria de la compañía estatal venezolana de petróleo y gas, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Rosneft también acordó pagar un bono de US$1,100 millones por derechos de exploración en dos instalaciones: US$440 millones a la firma y el resto cuando Rosneft decidiera continuar el proyecto. Además, Rosneft acordó hacer un préstamo de US$1,500 millones a CVP a un plazo de cinco años con cinco abonos no mayores a US$300 millones cada uno49. El entonces viceprimer ministro Sechin reveló también que estaba preparándose para invertir un total de US$16,000 millones, operación que reflejaba el potencial de las reservas del proyecto Carabobo 2, estimado en 40,000 millones de barriles de crudo. En ese tiempo Rosneft estimaba que la producción comercial de petróleo podía alcanzar un máximo de 400,000 barriles diarios50.
Más importante que la inversión de Rusia en los dos yacimientos petroleros era el acuerdo de confidencialidad celebrado en mayo de 2013, que permitía a Rosneft obtener datos geológicos sobre los bloques marítimos para una posible exploración futura51. Era claro que este acuerdo tenía como propósito evitar la participación comercial de China y garantizar el acceso de Rusia a futuros yacimientos de petróleo y gas en Venezuela.
¿Qué significa todo esto?
El comercio de Rusia en el hemisferio occidental ha cobrado importancia desde el punto de vista geopolítico, aunque persiste la duda acerca de que los frecuentes anuncios de los medios de Rusia lleguen a convertirse en proyectos sólidos. Considerados en su totalidad, los nuevos proyectos comerciales de Rusia en América reflejan una urgencia de contar con aliados y demostrar a los ciudadanos rusos que gozan del respaldo del hemisferio occidental, el cual venderá alimentos y participará en las declaraciones públicas. Sin embargo, estos mismos aliados también están abiertos a tratos comerciales con los competidores que ofrezcan el financiamiento adecuado.
En la práctica, las perspectivas de Rusia avanzan con dificultades debido a la devaluación del rublo, la escasez de garantías crediticias y la mayor solidez comercial de China. Las sanciones de Estados Unidos impuestas sobre el sistema bancario ruso podrían provocar que las instituciones financieras del centro y sur de América duden en celebrar coinversiones con los bancos rusos ante el temor de resultar señaladas y hacerse acreedoras a sanciones impuestas por el Tesoro de Estados Unidos. Podríamos esperar declaraciones continuas de perspectivas de convenios, pero debemos mantener nuestras reservas sobre la capacidad de llevar estos acuerdos a la práctica.
*Diana Villiers Negroponte es académica del Woodrow Wilson International Center for Scholars, especialista en políticas públicas. La autora desea agradecer a Emre Karaca, investigador adjunto en el Woodrow Wilson International Center for Scholars, por su apoyo en la realización de la investigación para este artículo.