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Lo siento América Latina, este no es como el último superciclo de commodities…

Las economías de la región podrían recibir un impulso. Pero no esperemos un milagro
Un agricultor en el estado de São Paulo observa mientras la soja es descargada en un camión durante la cosecha.Patricia Monteiro/Bloomberg via Getty Images
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SÃO PAULO – ¿Va latinoamericana hacia donde va el precio de las materias primas? En el libro Historia Económica de América Latina desde la Independencia, editado por la Universidad de Cambridge, leemos lo siguiente:

“La naturaleza volátil de los precios de las materias primas en la década de 1970 dejó tanto al sector privado como al público incapaces de distinguir entre mejoras temporales y permanentes en el sector externo.”

La cita anterior de Victor Bulmer-Thomas se refiere a acontecimientos en la región durante la década de 1970 que parecen repetir los de la década de 1920; pero, podemos afirmar que sucedió más o menos lo mismo en el último “súper ciclo de commodities” que tuvo como causa principal la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2002.

“Las transferencias de recursos hacia el sector primario, que no podían revertirse fácilmente, se implementaron sobre la base de cambios de precios a corto plazo – como un eco de la política de la década de 1920 en muchas repúblicas. Cuando los precios de las materias primas comenzaron a caer y los términos de intercambio se deterioraron, demasiadas repúblicas quedaron peligrosamente expuestas.”

Con titulares mostrando que los precios se disparan, surge la pregunta: ¿es este el comienzo de un nuevo “superciclo” de commodities? Como ocurre con cualquier cosa en los mercados financieros, las opiniones varían. La versión optimista se basa en la tesis de que la caída de los precios de los commodities en doce años ha provocado un período de subinversión en el sector que ha ocasionado restricciones por el lado de la oferta. Por lo tanto, si la economía mundial crece con fuerza – el consenso actual señala que será así hasta al menos 2021- el aumento de la demanda con una oferta de elasticidad limitada hará que los precios suban mucho más. El punto de vista opuesto establece que nuestra economía de alta tecnología se está volviendo cada vez menos intensiva en el uso de commodities, lo que reducirá la demanda para éstas incluso si el crecimiento mundial se dispara.

Yo diría que ambas visiones son correctas, y el movimiento de los precios de los commodities dependerá de la resistencia relativa de estas fuerzas opuestas. No obstante, el hecho de que sus precios hayan alcanzado un precio mínimo en varias décadas es digno de mención teniendo en cuenta los ciclos vistos históricamente. Así pues, que los precios de commodities deberían subir en la nueva década que acaba de comenzar, no parece un supuesto demasiado optimista.

¿Ayudará esto a la región? Indudablemente. Pero es probable que los efectos positivos sean mucho menos intensos que durante el último “superciclo”.

La razón de esto es que la región no ha “limpiado la casa” del empacho del último ciclo, expresado en el aumento de la carga de la deuda que ahora se ha agravado mucho más con la pandemia de 2020.

Por desgracia para América Latina ese último ciclo fue interrumpido por la Crisis Financiera Global (GFC). No obstante, y asumiendo que la comparación histórica conlleva el riesgo de simplificación excesiva, lo que sucedió durante esa “década dorada” puede describirse de forma simplificada como una repetición de los patrones vistos en las décadas de 1920 y 1970.

Veamos a Brasil, por ejemplo, la economía más grande de la región. El crecimiento medio anual durante un período de cinco años hasta 2011 fue cercano al 5%. Esto se debe a que la caída en el crecimiento durante la GFC de 2008 fue más que compensada por un gran repunte en 2010, cuando Brasil creció un asombroso 7,5%. También fue en 2010 cuando los términos de intercambio de Brasil alcanzaron su punto máximo, iniciándose a partir de ahí un declive de seis años cuyo mínimo coincidió con la destitución de Dilma Rousseff en 2016. Al cierre de 2019 –y por lo tanto antes de la pandemia– el crecimiento promedio de cinco años de Brasil estaba en negativo.

Podemos contar historias similares sobre otros países de la región en los que se repita un “hilo argumental de auge y caída” como el visto con el Partido de los Trabajadores en Brasil o si miramos a los Kirchner en Argentina o al régimen de Chávez-Maduro en Venezuela, etcétera. Cada historia es diferente, pero todas comparten un elemento común de precios muy altos de las materias primas -> mayor crecimiento-> aumento del gasto público y su consecuente éxito político, seguido de exactamente lo contrario una vez que los precios de los commodities cayeron.

En la actualidad, la región sigue lidiando con las trágicas consecuencias sociales y económicas de la pandemia global, pero en esta importante dimensión parece haber una luz al final del túnel: desde los mínimos de abril, los precios de commodities – al igual que otros valores financieros – han experimentado una enorme recuperación. Mirando, por ejemplo, el índice de commodities CRB, los precios han subido un 75%.

También debemos tener en cuenta que los niveles observados en abril de 2020 son los más bajos en más de 30 años, y que los precios actuales de las materias primas siguen estando más de un 60% por debajo del máximo registrado en 2008.

El FMI prevé que la carga de la deuda global de la región alcance el 86,3% del PIB en 2021, frente al 64,6% de 2017.  Mientras que el consenso actual es que países como Estados Unidos deben proporcionar un amplio apoyo fiscal a sus economías y no adoptar medidas de austeridad “prematuras”, como una manera de hacer frente a los crecientes niveles de deuda después de la consolidación de fuertes recuperaciones económicas, América Latina no tiene el privilegio de emitir monedas de reserva o la capacidad de implementar programas de “flexibilización cuantitativa” que duren años.

No se trata de un argumento a favor de la restricción fiscal para la región que aún se encuentra en medio de la pandemia, sino de una advertencia de que los efectos de su creciente endeudamiento – acumulado en su mayor parte durante el período de crecimiento decepcionante de las últimas décadas y que ahora se ha agravado mucho durante la pandemia – probablemente crearán un lastre para el crecimiento, incluso si vemos precios más altos de los commodities en los próximos años.

Dicho esto, los precios más altos de commodities ayudarán no solo a impulsar el crecimiento económico sino, como se vio en los “ciclos alcistas” anteriores, a suavizar las condiciones financieras, facilitando la financiación de las cargas de la deuda existente. Así pues, aunque no cabe esperar un retorno de los días de gloria de la década de 2000 (o de los años 70 y 20), esta nueva década debería ser mucho mejor que la mala década que acaba de terminar.

Volpon es el estratega jefe de inversiones de WHG


Tags: Commodities, commodity prices, Economic Crisis
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