La capital venezolana ya es la ciudad más peligrosa del mundo; incluso peor para miembros del ayuntamiento como Jesús Armas. A los veinte y nueve años, Armas, quien fue elegido por primera vez en diciembre 2013, ha sido testigo del crecimiento de la tasa de asesinatos a 120 homicidios por 100.000 personas — además, él cree que la situación seguirá empeorando, a causa de enfrenamientos como el de marzo, entre las pandillas y la policía, que resultó en las muertes de 10 personas.
“En las últimas semanas hemos vistos las autoridades hacer la vista gorda con respeto a los masacres” dice Armas que también representa a las parroquias centrales de Catedral, San Juan, Santa Teresa y El Paraíso.
Armas, licenciado en ingeniería industrial de la Universidad Católica Andrés Bello, empezó a involucrarse en la política en 2007 cómo líder estudiantil durante las manifestaciones contra el gobierno por el cierre de Radio Caracas Televisión, el cual criticaba ampliamente al expresidente Hugo Chávez. Eso inspiró a Armas a ingresar en el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (CEDICE Libertad) y después, convertirse en el coordinador de la juventud del partido opositor Primero Justicia (PJ), el cual actualmente representa como miembro del ayuntamiento.
En el siguiente Q&A, Armas conversa con AQ sobre cómo la violencia afecta a la gente de su distrito, cómo está ligada a la hiperinflación y escasez de alimentos y cómo se puede resolver este problema. Ha sido levemente editado para claridad y brevedad.
Americas Quarterly: Los analistas creen que la violencia y la delincuencia en Caracas se empeorá. ¿Qué cree usted?
Jesús Armas: Este año será sin lugar a dudas el más violento de la historia de nuestra ciudad, sin justicia, sin Estado, el hombre se convierte en un lobo. Ahora no solo se trata de los grupos criminales, sino también de los linchamientos por parte de los ciudadanos a criminales y de la deshumanización total de la ciudad. Pero sabemos que esto es un episodio temporal, con unas consecuencias muy graves, pero en pocos años veremos con vergüenza esta etapa y sabremos que pudimos superar esta situación porque el país entendió que la única forma de progresar es a través de la solidaridad, la unidad de la nación y el emprendimiento.
No tenemos duda de que Caracas superará la violencia y volverá a ser una de las ciudades líderes de la región, recuperará su vocación como ciudad de progreso y la esperanza volverá a los hogares de la ciudad.
AQ: ¿Cómo afecta el crimen y la violencia a las personas en su vida diaria en Caracas?
JA: Hemos visto ejemplos muy trágicos. Por ejemplo en sectores cercanos al cementerio, las pandillas armadas impusieron un toque de queda exigiendo a la comunidad que no transite el sector después de las 7 p.m. Vemos a los vecinos correr para llegar a sus hogares antes de las 7 o de lo contrario pueden ser asaltados o asesinados.
También hemos presenciado la deshumanización de los ciudadanos e incluso como algunos intentan tomar la justicia en sus propias manos. Hace un par de semanas atrás, vimos a una multitud linchar a un ladrón y encenderlo en llamas. Mientras el hombre era incinerado, los transeúntes seguían su camino como si se tratase de un episodio cotidiano.
En algunos sectores los vecinos y comerciantes deben pagar a las pandillas armadas una mensualidad a cambio de seguridad. Esto es lo que vive un caraqueño, el miedo, la desesperanza y la violencia.
AQ: ¿Por qué es tan violenta la ciudad de Caracas?
JA: La inseguridad (en Caracas) tiene tres raíces. La primera está asociada a los niveles de pobreza y desigualdad que vemos en la ciudad. Hoy Venezuela es el país con mayor inflación en todo el mundo, con niveles de desabastecimiento que obligan a las personas a hacer colas por horas para comprar alimentos. Desde hace décadas han surgido barrios en las afueras de la ciudad en los que hoy habita más del 50 por ciento de la población donde las viviendas están construidas con materiales precarios, sin acceso a los servicios públicos más básicos y sin caminos o espacios públicos consolidados.
El segundo elemento tiene que ver con la cultura de la ilegalidad. En el país la tolerancia y la costumbre a irrespetar las leyes más básicas, aquellas relacionadas con el tránsito, con pequeños hurtos, hasta con las formas de actuar de las autoridades y del resto de los ciudadanos frente a ellas, ha desembocado en la indiferencia colectiva a hechos delictivos mucho más grandes y a que la ley sea simplemente una letra muerta.
Por último está la acción del gobierno Nacional y local en el manejo de la violencia, lo cierto es que vemos a un Alcalde que a través de un discurso de odio y una serie de acciones de violencia promovidas por colectivos relacionados a su partido y a su administración, han generado durante años la permisividad excesiva frente a grandes grupos del crimen que dominan sectores muy amplios y populosos de la ciudad, ya sea porque manejan el tráfico de drogas o porque tienen el monopolio tanto de la violencia como de alguna actividad ilegal que les genera ingresos superlativos. De la misma forma, el Estado ha ejecutado una política que nada tiene que ver con proteger la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos sino, al contrario han impulsado un modelo socialista que busca limitar las libertades utilizando la criminalidad como una forma de mantener el poder y controlar a la población, pero la verdad hoy se salió de control y estamos en presencia de un Estado fallido en donde las llamadas zonas de paz son micro-estados controlados por gangsters y no por las instituciones constitucionales.
AQ: ¿Qué deben hacer la gente, la policía y el gobierno para remediar la situación?
JA: Hemos empezado un proceso de organización ciudadana para promover los deportes, la cultura y la convivencia ciudadana en los espacios públicos y no permitir que sea la violencia la que tome las calles. Sin embargo, en diversos sectores es muy tarde para solo usar políticas de prevención. El Gobierno necesita cambiar su política y complicidad con la criminalidad, atacar directamente el modelo económico para abrirle paso al progreso y disminuir dramáticamente la pobreza y paralelamente a eso retomar el control del Estado sobre las zonas dominadas por las grandes pandillas. Necesitamos hacer un trabajo muy similar al de Medellín en donde se detenga a los Pablo Escobar de cada localidad y se haga una intervención social en los sectores más pobres para crear oportunidades para los jóvenes. Tenemos que parar la cultura de la violencia para así sustituir el modelo de ciudad que tenemos, por uno donde la dignidad de las personas sea lo primero.
AQ: El presidente del ayuntamiento fue asesinado hace dos años y usted ha sufrido dos ataques en las últimas semanas. ¿Se preocupa por su seguridad?
JA: Ya hemos sido víctimas de 3 ataques relacionados con política en lo que va de año, pero esto no va a doblegar nuestra voluntad de cambiar el país, tenemos un sueño que cumplir y es transformar Caracas de la ciudad del miedo a una ciudad de esperanza, dignidad y libertad. Sabemos que hacemos lo correcto y por eso Dios es la única protección que necesitamos.