Este artículo está adaptado de la más reciente edición impresa de AQ. | Read in English | Ler em português
Echemos un vistazo a las ciudades latinoamericanas de hoy y estaremos tentados a ver problemas. La mayor parte de las veces notaremos el tráfico, la contaminación, la inseguridad y otras secuelas de la increíble transformación de la región, de una existencia mayormente rural en los años sesenta del siglo pasado a la de hoy, urbana en un 80 por ciento.
No obstante, acerquémonos y veremos progreso. Buenos Aires está introduciendo servicios a zonas por largo tiempo abandonadas; ahora hay mayor seguridad para peatones y ciclistas y, en general, las cosas lucen y funcionan mejor de lo que jamás estuvieron durante décadas. São Paulo y Cali están viviendo reducciones drásticas en sus tasas de homicidios. Ciudad Juárez y Porto Alegre son noticia en cuanto a renovación urbana. En la capital de Panamá y otras partes, las autoridades trabajan para lidiar con el cambio climático. Polos de innovación -pequeños “Silicon Valleys”- están surgiendo en muchos lados.
Líderes visionarios están abriendo paso a los cambios, tales como alcaldes y funcionarios municipales, aunque también empresarios, activistas, arquitectos y gente común. Esta edición de AQ está dedicada a sus historias. Juntos, señalan la ruta hacia las políticas que harán de las ciudades lugares más habitables, sostenibles, resistentes y mejor preparados para los empleos del mañana.
Lo llamativo acerca de estos “visionarios urbanos” es cómo el dinero, generalmente, no es el factor determinante de su éxito. Por ejemplo, Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires, ha dirigido enormes proyectos de mejoramiento de la infraestructura urbana, a pesar de los problemas económicos existentes y la incertidumbre política. Jhony Fernando Fernández hizo posible una tregua entre las pandillas de Cali, con poco más que la fuerza de su personalidad. En estos casos, el secreto parece haber sido convencer a las partes a trabajar juntos hacia una meta común, o sea, colaborar.
Esto podría parecer obvio e, incluso, hasta una bufonada. Sin embargo, América Latina es un lugar en el que la identidad cívica es a menudo muy débil, tal vez debido a que la suya es la mayor brecha existente en todo el mundo entre ricos y pobres. El interés propio, la desconfianza y la polarización política a veces deciden las cosas. Estos líderes han hallado la forma de superar los factores negativos y demostrado que las recompensas pueden ser inmensas.
Pero aún así, naturalmente, siempre habrá obstáculos. Brandee McHale, presidente de Citi Foundation, enumera los pasos mediante los cuales las ciudades pueden hacer realidad grandes ideas. Eduardo Levy-Yeyati, de la Universidad Torcuato Di Tella, argumenta que los líderes municipales tendrán que preparar más activamente a los jóvenes para la creciente utilización de automatización e inteligencia artificial en el mundo del trabajo.
En efecto, el momento es de importancia vital. Las proyecciones sugieren que, luego del crecimiento poblacional de fines del siglo XX, las urbes de América Latina deberán crecer a un ritmo más manejable. Ahora es el momento de enfrentarse a los cambiantes mercados del trabajo, a la aguda necesidad de nueva infraestructura y al creciente nivel de los océanos. Y todo esto para que el siglo XXI pueda llegar a ser un gran momento en la vida de las ciudades.
— Brian Winter, Editor en Jefe