Al menos un grupo está dándole a la presidencia de Donald Trump una bienvenida favorable.
Bien sea porque ven las sombras de su propia visión nacionalista en la agenda de “América Primero” de Trump, o simplemente porque perciben una oportunidad para mejorar los lazos diplomáticos con Washington, figuras populistas de alto rango tanto de derecha como de izquierda han acudido a Twitter y a otros medios para expresar su apoyo.
En Argentina, la fiebre Trump ha sido especialmente alta entre los políticos cercanos a la antigua presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien desde el 2007 hasta el 2015 impuso altas tarifas tributarias, manipuló estadísticas y desacreditó a la élite económica y política del país.
Trump “está prometiendo hacer lo que hicimos nosotros”, dijo el ex Secretario de Comercio de Fernández, Guillermo Moreno, en una entrevista con MDZ radio. Moreno dijo incluso que Trump “es Peronista”, refiriéndose al movimiento nacionalista controlado por sindicatos, que ha predominado en la política argentina desde 1940.
Daniel Scioli, quien perdió con una diferencia de pocos puntos las elecciones para remplazar a Fernández como presidente en el 2015, también elogió a Trump por su énfasis en la industria nacional, e hizo eco del hashtag del nuevo presidente, #AmericaFirst, con su propio #PrimeroArgentina en un post en Facebook.
El Presidente venezolano Nicolás Maduro, quien actualmente está acosado por una catastrófica recesión y un desabastecimiento sin precedentes de comida, medicinas y otros productos básicos, dijo en una rueda de prensa que el nuevo inquilino de la Casa Blanca había sido víctima de una “campaña de odio brutal en el mundo entero” liderada por los medios.
“Peor que Barack Obama no será”, agregó.
Solo una minoría entre los líderes latinoamericanos tiene esta visión favorable del nuevo presidente norteamericano, por lo menos por ahora. La región está dominada por presidentes como Pedro Pablo Kuczynski de Perú, Mauricio Macri de Argentina y Michelle Bachelet de Chile, comprometidos con el comercio y el predominante globalismo de los últimos años. Los episodios de populismo proteccionista de comienzos de este siglo en Brasil y Argentina, por ejemplo, terminaron en recesión.
Algunos analistas también cuestionan cuán sincero es el apoyo de algunos a Trump, especialmente del lado de la izquierda ideológica. Con sus afirmaciones, Maduro puede estar motivado menos por una causa común que por un deseo de buscar mejores relaciones bilaterales en estos momentos de crisis nacional, según el analista político y consultor venezolano John Magdaleno.
“Por lo que Trump ha dicho y por los que ha nombrado en su gabinete, Maduro puede adivinar que Trump no será tan diplomático como Obama y que existe la posibilidad de una intervención diplomática o económica más severa. Simplemente está tratando de abrir un espacio de diálogo en este momento de vulnerabilidad”, eplicó Magdaleno a AQ.
Un razonamiento similar puede haber motivado al presidente boliviano Evo Morales, quien en el día de la inauguración de Trump tuiteó sus esperanzas de que su país pueda restaurar relaciones diplomáticas con Estados Unidos e intercambiar embajadores, lo cual no sucede desde el 2008. “Ojalá que con el nuevo Pdte. de EEUU, terminen las intervenciones y las bases militares en el mundo”, escribió Morales en otro tuit.
Una figura cuya afinidad con Trump está más basada en valores compartidos es Jair Bolsonaro, un ex militar brasilero de derecha que ha llegado a ocupar el cuarto lugar en encuestas nacionales de cara a las elecciones presidenciales del 2018. Su candidatura ha sido bien recibida por la élite económica brasilera y su mensaje de rechazo al establecimiento político ha resonado con las masas en medio de una recesión y de escándalos de corrupción.
Bolsonaro publicó en Facebook un video felicitando a Trump en el día de su toma de posesión. Él quería viajar a Washington para estar presente, pero dijo en una entrevista publicada al día siguiente que no fue posible. “Siempre apoyé a Trump… Creo que (su victoria) puede ayudarnos”, agregó.
Al igual que Trump, Bolsonaro ha expresado públicamente su apoyo a la tortura y ha acusado a los medios de comunicación de distorsionar su mensaje.
“Al final del día, Trump le ganó a lo políticamente correcto, a las firmas encuestadoras, a la gran prensa podrida”, dijo Bolsonaro en tono de admiración en la entrevista.
Y en Brasil, no son solamente los políticos quienes están apoyando el mensaje de Trump. Dos miembros del concejo municipal del sur del país firmaron una carta al presidente estadounidense, solicitando estar presentes en la posesión y felicitándolo por ganar con una agenda que “criticaba la invasión de inmigrantes”.
Algunos analistas se han mostrado alarmados por el surgimiento de este Trump-ismo. El reconocido economista brasilero Ricardo Amorim escribió en Facebook el 22 de enero que la agenda económica de Trump es rigurosamente similar a la de la anterior presidente Dilma Rouseff, una líder de izquierda, a quien muchos han culpado de llevar a Brasil a una recesión antes de que la impugnaran en el 2016.
“Proteccionismo ‘para defender los intereses del país y nuestros trabajos’. Aumento exponencial del déficit público por cuenta de más gasto gubernamental y recortes de impuestos. Una relación totalmente distorsionada entre el gobierno y el sector privado. Dilma lo llamaba ‘Nueva Matriz Económica’. Trump lo llama ‘Make America Great Again’”, escribió Amorim.
A diferencia de muchos otros populistas de la región, el mexicano Andrés Manuel López Obrador no le ha dado la bienvenida a la presidencia de Trump, aunque podría beneficiarse de ella.
El ex jefe de gobierno de Ciudad de México, quien se está preparando para una tercera campaña presidencial, se ha presentado como alguien que defenderá al país contra Trump. Su popularidad aumentó después del triunfo de Trump en noviembre. Una encuesta del periódico mexicano El Financiero reveló que la mayoría de los mexicanos considera a López Obrador el más apto para asumir los posibles retos de la presidencia de Trump.
Ciertamente, mientras los resultados de las elecciones recientes en Argentina, Bolivia, y Perú indican que la ola de populismo latinoamericano está declive, muchos de sus líderes creen que el triunfo de Trump les traerá ganancias políticas.
Como el argentino Moreno agregó: “Ahora, cuando volvamos, no tendremos al mundo en nuestra contra”.
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O’Boyle es un editor con AQ
Krygier es una pasante editorial con AQ