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Cuando Camilo Pagés y Alex Eaton viajaron por el centro de México en 2010, ofreciéndoles a agricultores una solución a problemas comunes como la falta de energía limpia y la dependencia de costosos fertilizantes químicos, el par encontró mucho escepticismo.
“Imagínate a un gringo rubio y a un tipo de Ciudad de México hablándoles a campesinos sobre cómo usar estiércol para producir energía y hacer un buen fertilizante”, recordó Pagés. “Nos decían: ‘¡están locos!'”.
Pero eso era lo que ofrecían: un “estómago mecánico” fácil de instalar que transformaba el estiércol en un fertilizante orgánico y en biogás, una eficiente fuente alternativa de energía. Acababan de patentar su biodigestor y estaban buscando a los primeros usuarios que estuvieran dispuestos a probar la tecnología.
“No fue fácil”, le dijo Pagés a AQ, pues explicó que tenían que instalar sistemas de demostración y mostrarles a los agricultores la llama azul del biogás.
Los dos amigos querían comenzar una empresa que tuviera un alto impacto social y ambiental. A pesar del reto inicial, creyeron que era una tecnología que no dejaba lugar a dudas.
Muchos agricultores llegaron a creer lo mismo.
Ahora, el biogás ha reemplazado a la madera y al propano por completo como el combustible usado para cocinar y calentar el agua en algunas pequeñas fincas. Las fincas más grandes usan el biogás para potenciar máquinas que ordeñan vacas, bombean agua y trituran alimentos. Sistema.bio también ha diseñado electrodomésticos compatibles con el biodigestor, lo que ayuda a reducir los niveles globales de CO2.
Para ayudarles a los agricultores con otro problema común, la falta de fondos accesibles para adquirir nueva tecnología, Sistema.bio les ofrece a sus clientes préstamos sin intereses que pueden ser pagados hasta en dos años.
El modelo de negocios funciona. Sistema.bio se volvió rentable en 2014 y luego despegó. Tienen 60 empleados en oficinas localizadas en México, Colombia, Kenia e India y han instalado 3500 sistemas a la fecha. Los ingresos por ventas de la empresa en 2017 llegaron hasta 1,3 millones de dólares.
Pagés y Eaton esperan tener 300.000 usuarios en 15 países para 2021. Su rápido crecimiento en Kenia, a donde actualmente están enviando 200 sistemas de biodigestores al mes, sugiere que su meta es alcanzable.
Buena parte de este éxito, según dijo Pagés, se debe a las relaciones que la empresa ha creado con comunidades rurales alrededor del mundo, comenzando con ese viaje por el centro de México.
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Steiker-Ginzberg es una periodista independiente