Este artículo es parte de un reportaje especial sobre los top cinco jóvenes emprendedores latinoamericanos seleccionados por AQ. Haga click aquí para ver el resto.
Es casi engañoso decir que Open English es una startup latinoamericana. La financiación original que la convirtió en uno de los servicios de aprendizaje de idiomas en línea más usados del mundo no vino de Sudamérica. La mayoría de los 500 empleados de la compañía viven en los Estados Unidos. Puede ser que los programadores que construyeron la plataforma hayan alimentado su trabajo con arroz con caraotas en vez de comida de Top Ramen, pero los planes de crecimiento de Andrés Moreno, el fundador, tienen tanto que ver con Asia como con los Andes, o con la Amazonía. Es casi engañoso decir que Moreno, un venezolano, es un prototípico emprendedor latinoamericano. Casi.
La verdad es que, a pesar de una historia de origen como salida de Silicon Valley, de incursiones en los mercados internacionales y de una sede a tan solo unos pasos de la playa de Miami, la caraqueña Open English es precisamente cómo se ve el emprendimiento latinoamericano hoy. La compañía está conectada con mercados globales, depende de talento tanto regional como internacional, y es el producto de una profunda comprensión de las realidades, los consumidores y las culturas locales. Gracias a la mezcla del conocimiento mediático y la persistencia tradicional de Moreno, Open English también es altamente exitoso. Pero eso no quiere decir que lograrlo haya sido fácil.
“No pudimos conseguir ni un solo centavo en Caracas”, le dijo Moreno a AQ. Cuando era un estudiante, los bancos se rehusaron a darles préstamos a Moreno y a sus compañeros universitarios que no disponían de garantías financieras. Los inversionistas locales no estaban interesados en ese entonces en compañías de internet. Así que Moreno fue a San Francisco. “Me fui para allá al estilo latinoamericano, con 700 dólares en mi bolsillo, una gran sonrisa, mi presentación de PowerPoint … Dormí en el sofá de un amigo por unos nueve meses”.
Incluso en Silicon Valley, sin embargo, los inversionistas estaban escépticos. La idea de Moreno era emparejar el aprendizaje personalizado y basado en la nube, de acceso 24 horas al día, siete días a la semana, con instructores que hablaran inglés, todo a través de servicios de chat como Skype. Pero la idea que tenían los inversionistas estadounidenses de un cliente latinoamericano, recordó Moreno, era la de un “inmigrante mexicano recién llegado, sin computador, sin internet y sin dinero. Si les ibas a enseñar algo, tendrías que usar cassettes”.
Pero Moreno conocía la región y sus clientes. La penetración de internet en América Latina era considerable y estaba creciendo rápidamente. Para muchos en América Latina, aprender inglés no era un pasatiempo o un hobby, como lo podría ser aprender español para un cliente en Estados Unidos, sino un imperativo profesional de una creciente y ambiciosa clase media.
Así que Moreno siguió trabajando y sus esfuerzos eventualmente dieron frutos. Consiguiendo aportes de 10 mil y 20 mil dólares, Moreno logró reunir los 200 mil que necesitaba para echar Open English a andar. También encontró una manera única de conectar con su audiencia. Ya que contaba con poco dinero que no alcanzaba para un plan de mercadeo costoso, Moreno y sus socios lanzaron una campaña de televisión poco convencional en la que él mismo era la estrella. Las graciosas producciones de bajo costo fueron un éxito y, en la era de videos virales, Moreno se convirtió en una especie de celebridad en buena parte de América Latina. “Cuando tuvimos éxito regional, eso lo hizo mucho más interesante para empresas de inversiones estadounidenses, puesto que ya no era sólo una compañía venezolana, sino una compañía latinoamericana”, dijo Moreno. “Y porque era un mercado en crecimiento”.
Desde entonces, Open English se ha expandido a lo largo de América Latina y pronto llevará su enfoque de aprendizaje a larga distancia a lugares como Turquía y Rusia. Una ronda de financiación en 2013 dejó el valor de la compañía cerca de los 350 millones de dólares; la compañía no quiso dar datos más recientes. Pero con la adquisición de Next University en 2015, Open English está yendo más allá de la educación en idiomas, pues ofrece entrenamiento profesional en varios campos tecnológicos, desde el desarrollo de aplicaciones móviles hasta el márketing digital.
Hoy un emprendedor latinoamericano no tiene que ir a Silicon Valley para lograr su sueño, gracias en parte al éxito de personas como Moreno. Comenzar una compañía de tecnología sigue siendo difícil, por supuesto, pero ahora hay otros recursos y redes que proveen ayudas. Uno de estos recursos, no sorprende, es un curso en línea de emprendimiento que enseña Moreno; el curso tiene un nombre simple, con un guiño a uno de los comerciales más memorables de Open English: “¡Éxito!”
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Jaramillo Bernal es la productora ejecutiva de Efecto Naím, un programa que se emite en NTN24.