“Ya no puedo ser de mucho uso aquí. Solo puedo pensar en comida”. Con eso, Pati Jinich dejó una carrera prometedora de análisis político en una firma en Washington D.C. para convertirse en chef.
No se ha arrepentido de su decisión. En los 12 años que han pasado desde entonces, Jinich, nacida en México y ahora con 44 años, ha preparado la cena del Cinco de Mayo en la Casa Blanca, ha publicado dos libros de recetas, ha enseñado docenas de clases en el Instituto Cultural Mexicano, y ha presentado cinco temporadas de su programa de cocina, Pati’s Mexican Table, que ha sido nominado a los premios Emmy y James Beard. Compartir su amor por la comida la ha ayudado a lograr su anhelado sueño de contribuir a México. Resaltando platos y tradiciones mexicanas, está acercando a las culturas de sus dos países, el nativo y el adoptivo. “Realmente he tratado de abrir la puerta a la cultura Mexicana”, dijo a AQ.
Como demuestra su programa de televisión, el trabajo de Jinich no es solo sobre las recetas. Cuando prepara los platos, habla sobre las historias y leyendas detrás de los ingredientes y de las técnicas que utiliza, frecuentemente yendo más alla- y a zonas poco conocidas de México- para encontrar la historia detrás de la comida. Jinich realiza investigaciones en los dos países, actuando como un puente de información para las recetas que los mexicanos en Estados Unidos ansían. En una ocasión, una mexicana de tercera generación una vez le escribió lamentando que su abuela, quien hacía las mejores galletas de cochinito—hechas con piloncillo y características de las provincias mexicanas—había fallecido sin compartir la receta familiar. A Jinich le tomó nueve meses y un encuentro de casualidad con una señora que vendía los “puerquitos de piloncillo” en una estación de gasolina en el camino a Jalisco, para encontrar una receta similar que terminó mostrando en su página web y en un episodio de su show.
Como las galletas, casi la mitad de las recetas que Jinich crea en su show son resultado de 10 a 15 solicitudes que recibe de espectadores. Jinich cree que el valor especial de lo que hace no está solo en conectar a mexicanos-americanos con sus raíces sino en mostrar a los estadounidenses lo que los mexicanos pueden traer a la mesa.
“Hay tanta belleza en [abrirnos a otras culturas], y la comida es una manera obvia de mostrarlo”.
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Krygier es pasante editorial con AQ.